Los lugares a los que conduce la mente solo están basados en expectativas propias dadas por ciertos patrones que van condicionándonos a lo largo de nuestra vida, el peso que va cargando el entorno y la sociedad durante los primeros años de cualquier ser humano son claves para la construcción de los muros que nos limitan más tarde en pensamiento.
A lo largo de la evolución de cada ser, su propósito está en ir rompiendo todos esos muros que se van creando para dar paso al verdadero brillo que emana de dentro, alineándonos así con el verdadero propósito de nuestra alma.
Somos seres puros cuando nacemos, solo que la polución se va haciendo de nosotros a lo largo de nuestra vida y es nuestro cometido intentar volver a esa pureza mientras labramos nuestro camino aquí en la tierra.
La necesidad de liberarnos de toda creencia y perspectiva a la que vamos dando forma para poder volver a la libertad del alma y llenarla de luz en su centro es poderosa en estos tiempos que vivimos. Soltar cualquier pretensión que encajone la luz para que pueda expandirse.
Y aquí, entra en juego el vínculo, que con sus juegos de espejo vienen a mostrarnos como estamos configurados, nuestros miedos y nuestra oscuridad.
No es hasta que no nos miramos en ese espejo, cuando nos damos cuenta de todo el trabajo que aún queda dentro, por que ese es el camino de la espiritualidad, un camino constante como alumno del todo que no cesa de adquirir información suya cada vez que se mira dentro de alguien.
La mejor terapia la encontramos cada día en cada ser y cada acción que se revela.✨
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