Venimos programados con la energía masculina de la productividad y la acción para serles más útiles a los que han gobernado la tierra durante siglos.
En el hacer se pone la entrega, das y accionas, olvidando gran parte de lo que nos rodea y realmente somos.
Necesitamos mecernos en el no hacer para dar cabida al sentir, por que si no te paras en seco para ver qué se mueve fuera y dentro de ti nunca podrás conectar con la energía femenina y sagrada del recibir.
Desde ahí se construye una vasija hueca y oscura, que como la madre naturaleza asusta por que es vida y muerte a la vez, puede darte la vida y también arrebatártela con su enorme fuerza.
Pero es solo desde ese lugar en que puede dar origen la creación y la conexión con la fuente, para ser capaces de recibir y recibirnos, de abrir el tercer ojo para ver que todos somos lo mismo, que cada ser vivo de este planeta puede mostrarte como un espejo lo que realmente eres por que todo está en ti y tú estás en el todo
Sostén esa vasija en el vacío sabiéndola infinita y medicina que curará al mundo del miedo para dejar entrar toda luz y amor que merece la humanidad
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